lunes, 11 de marzo de 2013

Los alimentos humanizados y el morro liberador...





Si tienes el ánimo algo soliviantado ,necesitas canalizar tensiones y te urge una buena dosis de humor aderezado con un bastante  de slow actitud para  templar tus propias gaitas o las de l@s demás ,
esta receta es perfecta.
Al mismo tiempo, con ella podrás descubrir la maravillosa terapia de la   ¨ humanización ¨  de los alimentos y los tipos de relaciones más o menos directas que puedes entablar con ellos mientras cocinas y  como te pueden servir a la hora de expresar diversas emociones contenidas .

Esto mismo pensaba cuando, entre

       

Te advierto que soy partidaria de humanizar no solo alimentos sino también cualquier tipo de ser vivo, objeto ,cosa o criatura.No es extraño en mi oír a una cama que me llama susurrando tentadora cuando estoy muy cansada ,escuchar a unos tomates rojos y carnosos pidiendo transformarse en gazpacho cuando hace calorcillo o percibir que unas onzas de chocolate están deseando derretirse de gusto con la mantequilla cuando tengo día ¨necesitodulce¨ .También me pasa quepuedo sentir que un florero solitario está ansioso por acoger a unas alegres flores de temporada cuando el cuerpo me pide campo... En fin ,esas cosas me pasan.

Refiriéndome concretamente al morro de cerdo (uno de los protagonistas principales de esta receta) si te digo la verdad , parece que ha nacido para ser picado en pedacitos  ¡como todos los morros de cerdo del mundo, claro! y de nuevo me disculpo ante tan sabroso animal  de generosidad culinaria ilimitada y con unas posibilidades como humanizador extraordinarias.

Está claro que mi parte racional y civilizada me impide ir cortando morros por el mundo adelante y ¡mira que hay un excedente impresionante! .Sin ir más lejos en mi país en estos momentos no damos a basto descubriendo cada día morros nuevos por todas partes. Morros y patas. Patas para meter abundan por doquier   . Por ello acudir al morro liberador e incluso a la limpísima pata de ternera para que se dejen picar a trocitos al tiempo que tu vas liberando tensiones y te vas relajando es altamente recomendable, te lo digo.
Es una receta de las que yo llamo slow porque además de tener que realizarse en varios tiempos el caldo que nos servirá  para preparar el arroz está mucho mejor si reposa tranquilamente en la cocina de un día para otro.No me da ninguna pena ya que siempre lo dejo en compañía de unos garbanzos a remojo  tipo relax balneario para que se distraigan comentando unos temas durante la noche. Lo del slow es lo que tiene:descubres cosas que pasan porque simplemente tienes tiempo para fijarte en ellas
También quiero decirte que en esta receta ,como en muchas de las que  preparo, para ciertos ingredientes no hay cantidades exactas. La cantidad  y la proporción de las carnes es muy personal. Para que te pueda servir de orientación piensa en un arroz con carnes o con pollo y calcula .Si te gusta con más tropezones ¡ya sabes! Dos kilos de pata (con hueso) y medio kilo de morro es una proporción que me gusta .
Si te pareciese mucho en el momento que tengas las carnes troceadas siempre puedes guardarlas para otra preparación o congelarlas junto a un poco de caldo de cocción y ya tienes plato para otro día. Una ropa vieja ,por ejemplo.
Esta receta es de esas que hay que probar si eres amante del arroz 
y sobre todo si eres partidari@  de esas deliciosas texturas -pegamento para alegrar el belfillo  degustador ¡Maravillas!




No hay comentarios:

Publicar un comentario